Este artículo lo escribo pensando en todas aquellas mamás que manifiestan cosas así en la consulta: “para poder descansar la pongo a ver tele”, “viera qué bien se porta cuando ve tele”, “la niñera lo duerme así, con el tele encendido” o “la abuelita lo cuida y como ella está tan cansada, ven mucho televisión. Si su niño todavía no habla y le encanta ver tele es muy probable que este sea un factor fundamental a la hora de modificar el ambiente en que se desarrolla. Nunca hay que sustituir momentos de juego, lectura o conversación por la televisión y la recomendación general es tratar de no exponerlos a ella antes de los dos años ya que se asocia con la aparición de retrasos en el desarrollo del lenguaje y alteraciones neuronales debido a la exposición prolongada de algunas imágenes y cambios de luz y color; pero también hay que ser realistas. En muchos de nuestros hogares los niños pequeños están expuestos a ella por diferentes motivos. Es por esto que en lugar de eliminarla totalmente de nuestras vidas recomiendo convertirla en una herramienta. Lo explico con un ejemplo de la vida real: usted está cansada después de un día de trabajo, decide que quiere descansar un rato y sienta a su niño a ver algo que le guste. Mientras el niño está concentrado, usted revisa su Facebook, contesta mensajes, termina el programa y se levanta. Esto fue tiempo perdido para su hijo porque en ese momento recibió información pero no hubo reciprocidad en la comunicación. Si, por el contrario, usted comparte lo que él o ella está viendo y comentan al respecto cosas como: ¿qué está haciendo Mickey ? ¿Adónde fueron ? ¿De qué color es su vestido ? ¡Ve qué dinosaurio más grande! ¿Te parece grande o pequeño ? Y un rato después lo comentan de nuevo; en ese momento la televisión se convierte en una herramienta de aprendizaje y su niño habrá aprovechado el tiempo compartiendo su mundo con usted y ejercitando sus habilidades de comunicación. Este mismo principio aplica con tablets y celulares . Mi recomendación es utilizarlos con medida (menos de dos hora al día y en intervalos cortos) y siempre supervisar y acompañar . Si le es imposible acompañar a su hijo , es mejor que se dedique a otra actividad . Recuerde que el secreto está en convertir a sus ” enemigos ” en amigos .